Esta milenaria disciplina es uno de los mejores sistemas de cuidado integral que existen. Cuerpo, mente y espíritu se ven fortalecidos y serenados por la práctica de las asanas, la respiración y la meditación. De todas las formas de ejercitar el cuerpo que he probado, ésta es la que más que convence.
Pero no hay por qué abandonar todo para convertirse en un yogui. Esta disciplina encaja perfectamente en cualquier programa de entrenamiento o ritmo de vida. Los beneficios físicos y mentales son tantos, que merece la pena probarlo. Más aún cuando podemos tener incluso una práctica persona (sadana) de yoga, lo que nos permite hacer ejercicio y calmar nuestra mente estemos donde estemos.
Exisren muchos estilos de yoga. El Hatah, el yoga de la energía, es el más practicado en occidente por su sencillez y sus grandes beneficios físicos. El Kundalini yoga icnluye una parte más meditativa y espiritual; además de hacer asanas, se cantan y recitan mantras, toda la práctica se dirige hacia una meditación final. El Yoga Iyengar es el más técnico de todos, ya que se emplean sillas, cinturones y bloques para corregir y mejorar las posturas. A quienes piensan que en el yoga no se hace ejercicio o no es aeróbico, les animo a probar el Ashtanga o Power Yoga, en el que se hacen todo tipo de saltos y acrobacias de forma totalmente atlética.
Para empezar, el Hatah yoga es una buena elección, ya que en este estilo se enseñan las posturas básicas del yoga, además del pranayama o respiración. Haciendo Hatah yoga estarás preparado para probar cualquier otro estilo de yoga.
¿Por qué es tan interesante el yoga? Porque no se trata de una simple práctica física. Al combinar la respiración con las asanas o posturas, nuestra energía vital se activa, se desbloquea y se recupera, lo que produce un potente efecto físico y mental. Las asanas no sólo ejercitan los músculos, la fuerza, resistencia y equilibrio, sino que masajean los órganos internos, activan el metabolismo y oxigenan el organismo. Este es el caso de las posturas invertidas, que renuevan el flujo sanguíneo rejuveneciendo el organismo desde dentro.
Mucha gente piensa que el yoga consiste en hacer estiramientos y relajarse. Algo hay de eso, pero sólo algo. En un buen centro o con un profesor experto, la práctica del yoga se convierte en un potente ejercicio físico y mental, capaz de ayudarnos a redescubrir y cambiar nuestro cuerpo. Las sesiones se basan en posturas y contraposturas que tonifican el cuerpo de manera equilibrada pero, sobre todo, flexibilizan y fortalecen la espalda.
Haciendo yoga se corrigen desequilibrios posturales, se mejora la flexibilidad, se combate el estrés, la depresión, la ansiedad y el insomnio, se mejoran problemas de estreñimiento y ¡también! se queman calorías, ya que muchas asanas estimulan la glándula tiroides de forma específica. En conjunto, todas las posiciones realizadas junto con la respiración despiertan y activan el organismo.
Para un corredor, hacer yoga puede suponer un gran respiro en su entrenamiento, una forma de ganar flexibilidad y control corporal. Pero, sobre todo, una forma de desconectar de su propio entrenamiento, de conseguir “temple”, serenidad y autocontrol frente a la competición y frente a la propia vida.
Al poco tiempo de empezar a practicar yoga, uno comienza a experimentar grandes y positivos cambios. No sólo físicos. Tu ritmo vital empieza a calmarse, el cuerpo parece estirarse y alargarse, incluso puede cambiar nuestra forma de comer, ser y estar. Eso no quiere decir que vaya uno a convertirse en un “friki” por hacer yoga, en abosluto, simplemente se produce un cambio en nosotros que va mucho más allá de lo físico.
Si os decidís a probar el yoga, mi recomendación es que empecéis por el Hatah, el Kundalini (si os gusta cantar) o el Iyengar si queréis aprender bien la técnica. Id con la mente abierta y sin querer conseguir mucho en poco tiempo: las posturas de yoga seguramente romperán muchos de tus esquemas ateriores respecto al ejercicio físico. Bien hecha y en combinación con la respiración, mantener una postura de yoga es toda una proeza.
¿Hacéis algún tipo de yoga?